Sebastian Hidalgo Sola ha sugerido este artículo.

Venecia vio nacer a Lorenzo Lotto en el año 1480. La misma cuna de los maestros de la pintura lo alimentó con su atmósfera y, en los comienzos de su carrera, Lotto se vio atraído por la realización de retratos y pinturas religiosas. Pero , muy pronto vislumbró que su esencia era ser un pintor itinerante hecho que lo relegó de la estricta Escuela Veneciana de donde surgieron grandes artistas de la talla de Vittore Carpaccio, Antonio y Bartolomeo Vivarini, Gentile y Giovanni Bellini, Giorgione y el fabuloso Tiziano.

Paul Johnson, historiador de su obra destacó: “El Renacimiento fue una creación de individuos, cada talento fue único y en cierto sentido, cada cual giró en torno a su ego artístico en una atmósfera competitiva e individualista en extremo “

La historia, por sus avatares y vericuetos, relegó el legado de Lorenzo Lotto hasta dejarlo en el olvido.Pero, es gracias al historiador del arte Bernard Berenson (1865-1959) que su obra cobró relevancia y nueva valoración, mediante una monografía publicada en 1895: Lotto. Un ensayo sobre la crítica constructiva del arte (Lorenzo Lotto, An Essay in Constructive Art Criticism).

Allí, con su mirada analítica y crítica, y bajo la influencia de la teoría freudiana del psicoanálisis, el autor pone a Lotto al centro de la escena como un retratista interesado en la indagación psicológica y, poseedor de una mirada aguda que revela aspectos recónditos del alma humana con sus toques de pincel.

Al retrato psicológico de Lotto, no lo podemos considerar de una manera moderna, es decir, con la intención de mostrar- explica Sebastián Hidalgo Sola-, sino más bien de insinuar. Al proteger en cierta medida el misterio en sus cuadros, para luego ir corriendo poco a poco el velo, en un acto de revelatio (que descubre).

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